Asuntos familiares es el primer escenario de la campaña de Algirdas y Kestutis en Age of Empires II: Definitive Edition - Dawn of the Dukes.
Introducción[]
¿Quieres saber cómo he acabado aquí, extranjero? ¿Te atreves a hacer una pregunta así, como si fuéramos iguales? Muy bien. Te contaré mi historia, compañero mío de desgracias. Si algo no nos falta en este maldito calabozo, es tiempo.
Mi objetivo era el trono, pero acabé en esta celda oscura y mohosa.
Más allá de estos barrotes se halla la tierra de mis padres: Lituania. Sus pantanos, bosques y ríos embravecidos no son muy agradables, pregúntales a nuestros enemigos... Lo que hace aún más sorprendente que hayan intentado hacerse con ella en incontables ocasiones.
Todo comenzó cuando los... "elegidos" fueron llamados a traer la luz a Lituania. Se hicieron llamar la Orden Teutónica y, bajo la bandera de la cruz, prometieron la salvación; sin embargo, solo trajeron muerte y perdición.
Lituania no se acobardó fácilmente. Nuestros antepasados aprendieron a enfrentarse a las fuerzas de la naturaleza y a las bestias de los bosques oscuros y primitivos. Todos nuestros soldados siguen esa misma tradición.
Pero cuanto más nos resistíamos a los cruzados y a su dios, más despiadados se volvieron. Poco a poco, empezamos a descubrir sus verdaderas intenciones. Se hacían llamar guerreros sagrados, pero no eran más que caballeros ladrones; y tras cien años saqueando nuestras tierras, se habían convertido en unos maestros de su oficio.
Arrasaron nuestras fortalezas e incendiaron nuestros pueblos. Si el Gran Duque Gediminas siguiera vivo, habría puesto en su lugar a estos codiciosos cruzados, pero un maldito golpe de Estado acabó con su vida y el trono pasó a Jaunutis, el inútil de su hijo.
Jaunutis era débil, pero lo peor es que creó divisiones cuando el pueblo necesitaba unidad. Abandonó nuestras viejas creencias y aceptó al dios cristiano. Como no pudo controlar los disturbios internos, el gran maestre de la Orden Teutónica aprovechó para hacerse con Lituania definitivamente.
Sin embargo, los hermanos de Jaunutis, Algirdas y Kestutis, se negaron a quedarse de brazos cruzados mientras su querida patria caía en manos de la cruz. Instaron a los príncipes descontentos a derrocar a Jaunutis, que se había atrincherado en la capital lituana de Vilna.
Instrucciones[]
Condiciones iniciales[]
- Edad inicial: Edad Feudal
- Recursos iniciales: 350 alimento, 450 madera, 180 oro, 125 piedra
- Límite de población: 150
- Mejoras iniciales: Hombre de armas
Objetivos[]
- Espera a que Algirdas y Kestutis tracen sus planes.
- Arrasa la maravilla del centro de la ciudad para expulsar a Jaunutis de Vilna.
- Derrota a Narimantas.
- (secundario) Construye monasterios en aldeas neutrales para convertir a sus habitantes al cristianismo. Los asentamientos que han adoptado el cristianismo te apoyarán enviándote recursos.
- (secundario) Construye santuarios en aldeas neutrales para permitir que los adopten costumbres paganas. Los asentamientos que sigan siendo paganos te apoyarán entrenando soldados y lcuhando contra tus oponentes.
- (secundario) Ayuda a Kestutis a derrotar a los invasores teutones para que te pueda ayudar en la batalla por Lituania.
- (secundario, subsiguiente) Recluta ingenieros (desarrolla a los ingenieros de asedio en la universidad) para que lean los planos de máquinas de asedio obtenidos.
Pistas[]
- Algirdas está limitado a la Edad de los Castillos y a una población de 150. Su estrategia se centra en la guerra terrestre, por lo que no le será posible construir muelles.
- Kestutis mantendrá a raya a la Orden Teutónica por ti. De todas formas, si le ayudas a derrotar a este enemigo, redirigirá sus fuerzas para ayudarte en la pugna por el trono de Lituania.
- La población rural lituana anhela la paz y la estabilidad. Podrás ganar el apoyo de aldeas neutrales (6, gris) en cuanto alcances la Edad de los Castillos.
- Jaunutis gobierna Vilna, la capital de Lituaniam pero puedes apoderarte de ella si consigues expulsar a tu hermano de la ciudad. Es mejor no destruir lo que te pueda ser de utilidad más adelante.
- No dudes en enviar al tenaz Algirdas al acombate. Si resulta herido, se retirará a su castillo para recuperarse y volverá a luchar en cuanto se haya recuperado.
- Al tomar fortalezas enemigas, Algirdas y Kestutis deben recurrir inicialmente a arietes sencillos, pero es posible que consigan robar planos de construcción para equipamiento de asedio avanzado si derrotan a los teutones.
Exploradores[]
- Algirdas y sus adeptos (1, verde) parten con una ligera desventaja, puesto que al principio solo controlan un pequeño asentamiento en el norte y un castillo cercano.
- Aunque Algirdas está enemistado con la mayoría de sus parientes, cuenta con el apoyo de su hermano menor Kestutis (2, cian), que mantiene la frontera occidental con un ejército de caballería pesada y espadachines.
- Al este se encuentra Vilna, la capital lituana, que está gobernada por Jaunutis (3, azul). Para expulsar de la ciudad a su hermano hostil, Algirdas y Kestutis deben derrotar al ejército de ballesteros, piqueros y leitis de Jaunutis.
- Narimantas (4, morado), otro hermano de Algirdas, gobierna un principado situado al sur. Aunque al principio se declara neutral, es probable que envíe a sus poderosos caballeros, leitis y robustos arietes para apoyar a Jaunutis en vez de a sus otros hermanos.
- En el lejano oeste se encuentran dos enclaves teutones (5, rojo). En ellos se encuentran caballeros avezados y sus soldados a pie, y puede resultar difícil para Kestutis enfrentarse a ellos solo.
Jugadores[]
Jugador[]
- Jugador (Lituanos): el jugador tiene una base en la parte norte del mapa. Empieza en la Edad Feudal y con un puñado de unidades de caballería. Tiene que empezar defendiéndose de los ataques de Jaunutis y Narimantas para después derrotarles. Su aliado, Kestutis, tiene una base cerca y le ayudará a contener los ataques de los invasores teutones.
Aliados[]
- Kestutis (Lituanos): tiene una base al suroeste, cerca del jugador. Ayudará con las defensas contra los invasores teutónicos, entrenando leitis, jinetes, piqueros y ballesteros.
- Aldeas lituanas (Lituanos): hay seis aldeas repartidas por el mapa. Si el jugador construye un monasterio en su interior, la aldea se convertirá al cristianismo, pero si construye un santuario, esa aldea mantendrá sus costumbres paganas.
- Lituanos cristianos (Lituanos): las aldeas lituanas con un monasterio en su interior pasarán a formar parte de esta facción, que se centrará en proporcionar recursos al jugador. También entrenarán monjes desde su monasterio.
- Lituanos paganos (Lituanos): las aldeas lituanas con un santuario en su interior pasarán a formar parte de esta facción que, con hombres de armas, lanceros, hostigadores, caballería ligera y arietes, atacarán a los enemigos lituanos de Algirdas y Kestutis.
Neutral → Enemigo[]
- Narimantas (Lituanos): se encuentra en la parte sur del mapa. Entrena jinetes, leitis, y arietes. Se rendirá cuando su castillo y su centro urbano sean destruidos.
Enemigos[]
- Jaunutis (Lituanos): Jaunutis controla la ciudad de Vilna, al este del mapa. Es el único jugador que empieza y puede acceder a la Edad Imperial. Destruir su maravilla hará que sus edificios y unidades (incluidas las que están siendo entranadas) pasen al control de jugador.
- Invasores teutones (Teutones): tienen dos puestos avanzados al oeste del mapa. Entrenan jinetes, piqueros, ballesteros y escorpiones. Al derrotarlos, el jugador podrás desarrollar Ingenieros de asedio en la universidad y desbloquear la construcción de lanzapiedras.
Estrategia[]
Un escenario bastante simple, incluso en dificultad difícil. Primero necesitaras un castillo, asi que entrena varios aldeanos y desarrolla Hacha de doble filo y Collera. Envía los 5 primeros aldeanos a obtener comida de los arbustos de bayas, para después atraer a los jabalíes cerca de tu molino. Cuando se acaben, recoge peces en la costa. Con 12 aldeanos en comida, envía los siguientes 4 aldeanos a recoer piedra al suroeste de tu base (entre tu base y la de Kestutis). Los proximos aldeanos se centrarán en la madera (cerca de 10), ya que tus arbustos estarán a punto de agotarse y necesitaras granjas. Expande las granjas hasta tener entre 32-35 aldeanos y Carretilla y avanza de edad. Para entonces ya estaras cerca de tener 650 de piedra. Desarrolla Minería aurífera, entrena lanceros y envía tu ejército al sureste. Hay una localización entre acantilados y un pequeño lago, cerca de un jabalí y unos arbustos; ese será el lugar donde construiras tu futuro castillo.
Al llegar a la Edad de los Castillos, construye el castillo previamente mencionado con 4 de tus mineros de oro. Cuando consiguas más piedra, construye dos centros urbanos, uno detrás de tu nuevo castillo y otro en las canteras cerca de los ciervos. Cerca de tus minas de oro, construye uno o dos cuarteles y un monasterio, y una universidad en tu base. Desarrolla la mejora de piqueros, Sierra de arco, Pureza de Sangre y las mejoras para la caballería y la infantería de la Edad Feudal. Prioriza la creación de leitis, piqueros y monjes mientras alcanzas los 70-75 aldeanos. Para entonces, Narimantas ya debería atacar tu castillo con dos arietes y una fuerza combinada de jinetes y piqueros. Jaunutis también te atacará con un ejército el doble de grande con arietes, jinetes, piqueros y ballesteros (puede resistir el ataque inicial de Narimantas, pero necesitaras un castillo para rechazar a Jaunutis). Tras la refriega, desarrolla Matacanes, Balística, Emplumado de Flechas, Flecha de punzón y Albañilería. Termina de construir tu economía si no lo has hecho ya.
Cuando tengas una fuerza de cerca de 35 leitis, piqueros, tus jinetes iniciales y Algirdas, envíalos al campamento oriental de los invasores teutones (no es necesario la maquinaria de asedio, pero Incendiarismo puede ser de ayuda). Ataca a los escorpiones con tus jinetes para evitar que liquiden a tus piqueros.
Cuando acabes con el primero campamento de los teutones, puedes o enviar refuerzos para atacar el siguiente campamento, o enviarlos de vuelta a tu base para defenderte de los ataques de Narimantas y de los ahora ataques de Jaunutis de 4 lanzapiedras, 2 arietes cubiertos y muchos ballesteros, jinetes y piqueros. Si tu castillo está muy dañado, prioriza la destrucción de los jientes y piqueros enemigos y deja que el castillo mate a los ballesteros.
Acabar con los invasores teutones es pan comido a estas alturas. Desarrolla, ahora que puedes, Ingenieros de asedio y empeiza a construir lanzapiedras. Con 5 o 6, cruza el vado al suroeste de Vilna y destruye las tres torres exteriores de la base. Después, utiliza el ataque en área de los lanzapiedras para destruir los arboles junto al lago y la muralla de Vilna; esto te abrirá un camino para que tus lanzapiedras se posicionen en un lugar donde pueden destrozar la maravilla sin siquiera entrar en la ciudad. Tras la rendición de Jaunutis, tomarás el control del resto de sus edificios, incluidas las unidades que se estaban creando. Narimantas no será rival para ti ahora que puedes destruir sus castillos y torres desde fuera de su ciudad. Destruye sus puertas y acaba con su base. Cuando destruyas su castillo y su centro urbano, se rendirá, y te alzaras con la victoria.
- Nota: para conseguir el logro de este escenario "Devoción y tolerancia", puedes asignar a un aldeano a que construya santuarios o monasterios en las aldeas si tomas el camino del norte, rodeando la base de Jaunutis (hay tres torres de camino a la ruta central), evitando cualquier peligro. Desbloquearas el logro al terminar el escenario.
Conclusión[]
Hacerse con el poder es una cosa, pero lograr mantenerlo es otra muy distinta. Solo un tonto se declara vencendor tras ganar únicamente la primera batalla. De hecho, Algirdas y Kestutis, los usurpadores victoriosos, sabían que su triunfo podría resultar ser efímero.
Sin embargo, los dos eran muy diferentes a la mayoría de gobernantes de su tiempo. Todo el mundo esperaba que discutieran, como ya había sucedido con sus hermanos, por que ¿dónde se ha oído hablar de dos hombres compartiendo el poder? Pero, para sorpresa de muchos, Algirdas y Kestutis acordaron gobernar Lituania juntos.
Fue una jugada excepcional, y demostró que se preocupaban más por el bienestar de sus súbditos que por el poder individual.
Pero esto no pasó desapercibido para el gran maestre teutón. Sabía que, a partir de ahora, tendría que enfrentarse a enemigos mucho más formidables.
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